¿Crees en la casualidad o en el destino?
¿Cuántas casualidades te han llevado a lugares maravillosos?
¿Y cuántas, quizá, ni has conocido podrían haberte llevado por otros senderos, por otro lado?
No sabemos quien lo decide, si el azar, el subconsciente, si somos dueños de nuestro destino, jamás podremos saberlo.
(Querido diario)Hoy ha pasado algo que da que pensar. Podría estar en una maravillosa ciudad capital del reino andalusí, podría estar en la que fue capital del califato. Me decidí por el califato.
Y entre una y otra, habia un punto intermedio entre 2 rios, donde se supone que no debería de estar, donde no se me había perdido nada. Paré a repostar. Llamé por teléfono, hablé con unos y otros, recuento de personal, quien está donde, quien quiere hacer qué.
Y realmente no tenía motivo para estar ahi, el subconsciente, el azar, el destino... alguien me trajo ahí.
Para pinchar una rueda y acabar destrozándola, para ver que ya llegaba tarde a todos mis planes califales. Para desesperarme.
Y perder las ganas de salir, y las de vivir. Y entonces retirarme, a mi hogar, si podemos llamarle así. A escuchar buena música y entretenerme con mis reflexiones.
¿Vinimos por motivos o el destino es una excusa?
Y es que hasta que no pasa algo así, no se confirma que hay lugares que no se pueden volver a pisar, no si no quieres clavarte una puntilla en la suela. Había una puta puntilla en el neumático.
¿En qué mierda de pueblo hay puntillas por mitad de una carretera? Definitivamente señales del destino,
¿Porqué no me tomé en serio a Paulo Coelho y sus mojamientos de bragas?
Escribir esto mejoraría si tuviera una mecedora reclinable y un whiskey on the rocks. Tengo un sofá con una tabla de madera dura y una esponja encima, y un aquarius. Que no quiero aburguesarme oigan.
Las casualidades me harán escritor de libros nunca leídos, el trabajo no nos hará libres, y el amar, nos hará sufrir, y aun así preferiremos una vida de sufrimiento. Porque si no nos clavamos una puntilla en la suela, será que hemos andado poco.
Sé que ésta entrada es mierdosa y sentimentaloide, por eso ma valdré de un recurso literiario que aprendí de Pérez Reverte para darle un poco de vida: Puta! Puta! Puta! Ale, a pastar. (:
viernes, 3 de octubre de 2014
lunes, 22 de septiembre de 2014
Reconstruyendo Eurasia
Era una época extraña.
Sólo quedaban escombros de lo que fuera una asombrosa civilización. De una asombrosa decadencia.
Sobrevivían, mataban, vivían. Yo soñaba con reconstruirlo todo, en otra forma, y de otro modo. En algo que nunca había existido.
Fui buscando entre las ruinas de los templos del conocimiento, intentando hallar una palabra, encontré utopía.
Venía agarradita de la mano de otras, malsonantes a mi gusto, como "imposible", "nunca" y "no". Ahora mismo me dedico a intentar separarlas.
Y es demasiado difícil destruir un NO, consta sólamente de 2 letras, muy simples, una puede girarse y encaramarse a la otra.
Puedes atacarlo con pasión, con amor, con empatía, y seguirá siendo inútil, la N siempre encaja con la O.
Pasa justamente lo contrario con el SÍ. La I es un palito esbelto y optimista que piensa que esa S será capaz de agarrarse a ella como quien ase sus manos al borde de un precipicio.
Las manos de la S son sinuosas y débiles, al final la S acaba cayendo, por el peso de la N y la O que tirando desde abajo intentan arrastrarla hacia el abismo.
Y no pienso que sea algo malo, cuando queda sólamente I, se convierte en una barra, en un separador, en el fin y el comienzo de una nueva época.
Cuando no hay mucho más que perder, el mundo se llena de oportunidades maravillosas. La palabra "imposible" es bastante larga, fácil de desmembrar arrancandole su "im".
Consiguiendo el posible, que es alguien que se lleva mucho mejor con la utopía y con el sueño de volver a levantar Eurasia. Con el sueño de un mundo feliz.
La emoción de comprender las épocas extrañas.
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