lunes, 22 de septiembre de 2014

Reconstruyendo Eurasia




     Era una época extraña.


   Sólo quedaban escombros de lo que fuera una asombrosa civilización. De una asombrosa decadencia.

   Sobrevivían, mataban, vivían. Yo soñaba con reconstruirlo todo, en otra forma, y de otro modo. En algo que nunca había existido.

   Fui buscando entre las ruinas de los templos del conocimiento, intentando hallar una palabra, encontré utopía.

   Venía agarradita de la mano de otras, malsonantes a mi gusto, como "imposible", "nunca" y "no". Ahora mismo me dedico a intentar separarlas.

   Y es demasiado difícil destruir un NO, consta sólamente de 2 letras, muy simples, una puede girarse y encaramarse a la otra.

  Puedes atacarlo con pasión, con amor, con empatía, y seguirá siendo inútil, la N siempre encaja con la O.



    Pasa justamente lo contrario con el SÍ. La I es un palito esbelto y optimista que piensa que esa S será capaz de agarrarse a ella como quien ase sus manos al borde de un precipicio.

    Las manos de la S son sinuosas y débiles, al final la S acaba cayendo, por el peso de la N y la O que tirando desde abajo intentan arrastrarla hacia el abismo.

    Y no pienso que sea algo malo, cuando queda sólamente I, se convierte en una barra, en un separador, en el fin y el comienzo de una nueva época.

    Cuando no hay mucho más que perder, el mundo se llena de oportunidades maravillosas. La palabra "imposible" es bastante larga, fácil de desmembrar arrancandole su "im".

    Consiguiendo el posible, que es alguien que se lleva mucho mejor con la utopía y con el sueño de volver a levantar Eurasia. Con el sueño de un mundo feliz.


    La emoción de comprender las épocas extrañas.